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Como administradora y fundadora de este foro quería dedicar una pequeña sección para todas aquellas personas que me ayudan cada día a seguir adelante con este foro. Muchas gracias a todos los componentes de este rol por dedicarme incansablemente su apoyo y ayuda, por sus risas y por su amistad. Gracias a todas aquellas personas que están inscritas, porque sin ellas, este foro no sería lo que es. Gracias ♥
También decir gracias a las plataformas que ofrecen su ayuda con códigos y demás cosas, ya que así hemos podido hacer que el foro tenga una presentación más bonita.
Quería dar en especial las gracias a mi compañera Anita por hacer todo lo que está en su mano por ayudarme con todo lo que necesito, por ser siempre sincera y por aportar ideas fantásticas que hacen que este foro no sea como los demás. Eres fantástica compi ♥
No se me ponga celosos los demás, como ya deje antes, esto sin ustedes solo sería una idea en un cajón, ¡gracias por todo! Gracias también por leer y espero que este rol de caballos conquiste vuestro corazón.
Atte: Luna, fundadora y administradora del club.
También decir gracias a las plataformas que ofrecen su ayuda con códigos y demás cosas, ya que así hemos podido hacer que el foro tenga una presentación más bonita.
Quería dar en especial las gracias a mi compañera Anita por hacer todo lo que está en su mano por ayudarme con todo lo que necesito, por ser siempre sincera y por aportar ideas fantásticas que hacen que este foro no sea como los demás. Eres fantástica compi ♥
No se me ponga celosos los demás, como ya deje antes, esto sin ustedes solo sería una idea en un cajón, ¡gracias por todo! Gracias también por leer y espero que este rol de caballos conquiste vuestro corazón.
Atte: Luna, fundadora y administradora del club.
Cafetería: Central Perk
3 participantes
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Cafetería: Central Perk
Esta es una pequeña cafetería del pueblo. Allí se sirven unos desayunos geniales, al igual que meriendas. Tienen un buen servicio y buena comida. Es una de esas típicas cafeterías que son muy familiares y pequeñitas, donde allí todo el mundo se conoce y siempre hay un ambiente de familiaridad. Es un lugar perfecto para pasar un rato tranquilo, solo o en compañía. A veces viene gente a cantar o tocar música en directo por la noche.
Dirección del Club- Admin
- Mensajes : 60
Re: Cafetería: Central Perk
Tras unos minutos en el coche, conversando como solíamos hacer todos los días y a todas horas, llegamos a la pequeña cafetería; Central Perk. Observé la entrada a través de la ventanilla del vehículo, con una mirada curiosa e interesante. Salí del coche en cuanto éste estacionó, mirando a Haslein con una sonrisa por encima del techo al salir. Me reí, dando un par de pasos hacia la cafetería, esperando luego a que Haslein se colocase a mi lado para entrar juntos en ésta.
Abrí la puerta y dejé que ella entrase primero, para luego ingresar yo en el lugar y cerrar la puerta detrás de mí. -Buenos días.- saludé, ganándome la atención de la que supuse, sería la camarera de la cafetería. Tanto ella como una pareja y alguna que otra persona me devolvieron el saludo.
Haslein y yo caminamos hasta una de las mesas, en un rinconcito, junto al gran ventanal de la cafetería. Podía verse a través de la ventana la nieve caer, y acumularse en los tejados de los comercios, sobre las aceras, los adoquines, la carretera... Todo estaba cubierto de un manto blanco, dándole ese toque navideño e invernal a todo. Me senté justo enfrente de Haslein, mirando ahora hacia un lado, viendo aproximarse a la camarera para ver qué pediríamos para desayunar. Miré a Haslein, arqueando las cejas. -¿Qué vas a pedir?- inquirí, mirándola.
Al mirarla, detrás de ella podía ver la ventana, los copos cayendo en el exterior, cubriéndolo todo de un blanco puro. La gente pasear, todo decorado con motivos navideños... Todo ésto tras Haslein. La imagen de aquel momento en sí me encantaba, y podría pasarme la vida congelando el momento para poder admirar dicha imagen siempre sin cansarme si quiera. Esperé paciente las palabras de Haslein, paseando mi mirada entre ella y la camarera.
Abrí la puerta y dejé que ella entrase primero, para luego ingresar yo en el lugar y cerrar la puerta detrás de mí. -Buenos días.- saludé, ganándome la atención de la que supuse, sería la camarera de la cafetería. Tanto ella como una pareja y alguna que otra persona me devolvieron el saludo.
Haslein y yo caminamos hasta una de las mesas, en un rinconcito, junto al gran ventanal de la cafetería. Podía verse a través de la ventana la nieve caer, y acumularse en los tejados de los comercios, sobre las aceras, los adoquines, la carretera... Todo estaba cubierto de un manto blanco, dándole ese toque navideño e invernal a todo. Me senté justo enfrente de Haslein, mirando ahora hacia un lado, viendo aproximarse a la camarera para ver qué pediríamos para desayunar. Miré a Haslein, arqueando las cejas. -¿Qué vas a pedir?- inquirí, mirándola.
Al mirarla, detrás de ella podía ver la ventana, los copos cayendo en el exterior, cubriéndolo todo de un blanco puro. La gente pasear, todo decorado con motivos navideños... Todo ésto tras Haslein. La imagen de aquel momento en sí me encantaba, y podría pasarme la vida congelando el momento para poder admirar dicha imagen siempre sin cansarme si quiera. Esperé paciente las palabras de Haslein, paseando mi mirada entre ella y la camarera.
Dylan- Mensajes : 149
Re: Cafetería: Central Perk
Durante el camino Dylan y yo habíamos hablado, como solíamos hacer casi todos los días. Cuando llegamos al pueblo esbocé una sonrisa, que me encanta. Aparqué el coche no muy lejos de la cafetería, yo diría que justo en frente. Abrí la puerta del coche, y cuando ambos habíamos salio nos dedicamos una mirada por encima del coche, la cual hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Ya estaba acostumbrada a aquel sentimiento, y siempre lo sentía con la misma intensidad que la primera vez. Reí junto a Dylan mientras caminábamos hasta la puerta de la cafetería y él abría la puerta.- Siempre todo un caballero.- dije entre risas al dejarme pasar.- Creo que no he abierto ninguna puerta desde que te conozco.- comenté entre risas antes de ingresar en la cafetería.
- Buenos días.- dije al igual que Dylan con una voz dulce. Nos dirigimos hacia una mesa que estaba en un rincón, al lado de un precioso ventanal por donde se podía ver la nieve caer y ver como se acumulaba en las aceras, en los coches, en los tejados de los comercios y casas... Todo decorado con motivos navideños, sin duda precioso. Dylan se había sentado frente a mí cuando la camarera vino a tomar nota. Dylan preguntó sobre que quería de desayunar, a lo que no supe que responder en un principio. Miré a Dylan que se encontraba dedicándome una mirada serena y tranquila, sus orbes color azul cielo, que obtenían un color indescriptible por la luz del lugar.- Pues yo quiero unas tostadas y un chocolate caliente, por favor.- dije ahora mirando a la chica.- Y tu Dylan, ¿qué quieres?.- dije mirándole con ojos serenos y tranquilos ahora que había pedido mi desayuno.
Esperé a respuesta de Dylan mirando sus orbes. Podría quedarme mirándolo durante muchísimo tiempo, por detrás del él podía ver el interior de la cafetería, y a lo lejos la puerta de esta, que tenía cristal y se podía ver la nieve caer desde allí. Podría parar el tiempo y quedarme allí para siempre.
- Buenos días.- dije al igual que Dylan con una voz dulce. Nos dirigimos hacia una mesa que estaba en un rincón, al lado de un precioso ventanal por donde se podía ver la nieve caer y ver como se acumulaba en las aceras, en los coches, en los tejados de los comercios y casas... Todo decorado con motivos navideños, sin duda precioso. Dylan se había sentado frente a mí cuando la camarera vino a tomar nota. Dylan preguntó sobre que quería de desayunar, a lo que no supe que responder en un principio. Miré a Dylan que se encontraba dedicándome una mirada serena y tranquila, sus orbes color azul cielo, que obtenían un color indescriptible por la luz del lugar.- Pues yo quiero unas tostadas y un chocolate caliente, por favor.- dije ahora mirando a la chica.- Y tu Dylan, ¿qué quieres?.- dije mirándole con ojos serenos y tranquilos ahora que había pedido mi desayuno.
Esperé a respuesta de Dylan mirando sus orbes. Podría quedarme mirándolo durante muchísimo tiempo, por detrás del él podía ver el interior de la cafetería, y a lo lejos la puerta de esta, que tenía cristal y se podía ver la nieve caer desde allí. Podría parar el tiempo y quedarme allí para siempre.
Haslein- Mensajes : 133
Re: Cafetería: Central Perk
-Soy tu caballero de la Edad Contemporánea, ¿no?- comenté, esbozando una amplia sonrisa. -¡Ese es el objetivo!- comenté, ahora sí, soltando una risa.
Cuando Haslein dijo lo que iba a pedir, casi se me escapa una carcajada. -Lo mismo.- respondí, viendo cómo la camarera tomaba nota y se marchaba. Ahora sí, solté una leve risita. -Has pedido lo mismo que yo iba a pedir... ¿Lees mentes?- bromeé, riendo, apoyando mis codos sobre la mesa. Aproveché aquel ratito para observar toda la cafetería; era pequeña, pero bastante acogedora. Me llamó bastante la atención una guitarra que había, quizá sólo como decoración. ¿Hace cuánto no tocaba la mía? Un mes por lo menos. He andado tan distraído en otras cosas que no había pensado practicar un poco. Un día de estos tenía que tocar un poco mi vieja guitarra.
El sonido de la llegada de la camarera me sacó de mis pensamientos, a lo que volví a mirar a la mesa, observando cómo colocaba las tazas de chocolate, y el vapor que desprendían éstas. Hmmm... Chocolate... Olí su aroma, el cual me hizo sonreír. Olía genial. ¡Qué rico! -Que te aproveche.- comenté, esbozando una sonrisa divertida, a la vez que aproximaba la taza hasta mí para darle un pequeño sorbo. Rápidamente saboreé el dulzor del chocolate. Delicioso.
Escuché el sonido de la puerta, y luego vi entrar a otra pareja, ambos sonrientes y muertos de frío, pero agarrados de la mano. Los observé pensativo. Ahora mismo Haslein y yo estábamos solos, tranquilos, desayunando. Quizá no fuese mala idea decirle... Busqué sus ojos, con algo de inseguridad, aunque apenas se me notaba. -Haslein...- ...te quiero. Ay, no. No puedo. Aún no. Busqué deprisa algo con lo que excusar su llamada, volviéndome casi loco en unos segundos. -No, nada...- mascullé por lo bajo. En ese momento, se me vino una buena pregunta a la mente. -¿Vendrás al baile de esta noche?- inquirí, ahora con más curiosidad, alegrándome de haber tenido la idea de preguntar aquello.
Sí, si ella va, esta noche sería la ocasión perfecta. Ahí no puedo rajarme. Ni lo haré. Se lo pienso decir. No puedo dejar pasar más tiempo, además de que me propuse que en Navidad se lo diría. Y, ¿qué mejor oportunidad que aquella? Sólo necesito que ahora me diga que sí va...
Esperé pacientemente su respuesta, intentando dejar a un lado aquella batalla mental sobre si decírselo o no, aprovechando también para darle otro bocado a la tostada y luego un sorbo al chocolate. Aquel desayuno estaba bastante bueno. Como siempre, Haslein no se equivocaba al elegir.
-Y... ¿qué es exactamente lo que te ha hecho levantarte taaan temprano y presentarte en mi casa, invitándome a desayunar? Me ha asombrado bastante, no te lo niego.- comenté, sonriente, sacando otro tema de conversación, algo intrigado. Nunca nadie había hecho eso para invitarme a desayunar, y menos de una forma tan divertida. Sin duda, el conocer a Haslein había cambiado mi vida por completo; la había mejorado notablemente. Ella se había convertido en una persona muy importante para mí, tan importante que incluso estaba enamorado de ella. La amaba, no había duda alguna. Y esta noche se lo iba a decir; quiero saber qué siente ella por mí.
Cuando Haslein dijo lo que iba a pedir, casi se me escapa una carcajada. -Lo mismo.- respondí, viendo cómo la camarera tomaba nota y se marchaba. Ahora sí, solté una leve risita. -Has pedido lo mismo que yo iba a pedir... ¿Lees mentes?- bromeé, riendo, apoyando mis codos sobre la mesa. Aproveché aquel ratito para observar toda la cafetería; era pequeña, pero bastante acogedora. Me llamó bastante la atención una guitarra que había, quizá sólo como decoración. ¿Hace cuánto no tocaba la mía? Un mes por lo menos. He andado tan distraído en otras cosas que no había pensado practicar un poco. Un día de estos tenía que tocar un poco mi vieja guitarra.
El sonido de la llegada de la camarera me sacó de mis pensamientos, a lo que volví a mirar a la mesa, observando cómo colocaba las tazas de chocolate, y el vapor que desprendían éstas. Hmmm... Chocolate... Olí su aroma, el cual me hizo sonreír. Olía genial. ¡Qué rico! -Que te aproveche.- comenté, esbozando una sonrisa divertida, a la vez que aproximaba la taza hasta mí para darle un pequeño sorbo. Rápidamente saboreé el dulzor del chocolate. Delicioso.
Escuché el sonido de la puerta, y luego vi entrar a otra pareja, ambos sonrientes y muertos de frío, pero agarrados de la mano. Los observé pensativo. Ahora mismo Haslein y yo estábamos solos, tranquilos, desayunando. Quizá no fuese mala idea decirle... Busqué sus ojos, con algo de inseguridad, aunque apenas se me notaba. -Haslein...- ...te quiero. Ay, no. No puedo. Aún no. Busqué deprisa algo con lo que excusar su llamada, volviéndome casi loco en unos segundos. -No, nada...- mascullé por lo bajo. En ese momento, se me vino una buena pregunta a la mente. -¿Vendrás al baile de esta noche?- inquirí, ahora con más curiosidad, alegrándome de haber tenido la idea de preguntar aquello.
Sí, si ella va, esta noche sería la ocasión perfecta. Ahí no puedo rajarme. Ni lo haré. Se lo pienso decir. No puedo dejar pasar más tiempo, además de que me propuse que en Navidad se lo diría. Y, ¿qué mejor oportunidad que aquella? Sólo necesito que ahora me diga que sí va...
Esperé pacientemente su respuesta, intentando dejar a un lado aquella batalla mental sobre si decírselo o no, aprovechando también para darle otro bocado a la tostada y luego un sorbo al chocolate. Aquel desayuno estaba bastante bueno. Como siempre, Haslein no se equivocaba al elegir.
-Y... ¿qué es exactamente lo que te ha hecho levantarte taaan temprano y presentarte en mi casa, invitándome a desayunar? Me ha asombrado bastante, no te lo niego.- comenté, sonriente, sacando otro tema de conversación, algo intrigado. Nunca nadie había hecho eso para invitarme a desayunar, y menos de una forma tan divertida. Sin duda, el conocer a Haslein había cambiado mi vida por completo; la había mejorado notablemente. Ella se había convertido en una persona muy importante para mí, tan importante que incluso estaba enamorado de ella. La amaba, no había duda alguna. Y esta noche se lo iba a decir; quiero saber qué siente ella por mí.
Dylan- Mensajes : 149
Re: Cafetería: Central Perk
Junto a Dylan era casi imposible parar de reír.- Sí, si que lo eres.- dije entre risas con un tono de voz bajo.
Arqueé una ceja al escuchar al comentario de Dylan, a lo que no supe que responder.- ¿En serio?- dije sin creérmelo.- En un futuro tal vez me veas en la tele como vidente.- inquirí intentando contener una carcajada, pero fue un intento fallido. Observé la cafetería mejor, la verdad es que me gustaban los sitios como ese, en el que un ambiente de familiaridad se podía respirar en el ambiente. En un rincón había lo que parecía un pequeño escenario. En una pared habían cuadros de gente a quienes no conocía. También varios discos de vinilo y pegatinas de viajes, los cuales algunos estaban deteriorados o despegados. Habían sellos y cartas. Estaba algo sobrecargado, sin embargo se veía bonito y se notaba que todo aquello eran recuerdos de la gente. Vi una guitarra y me acordé de Dylan, el la tocaba, y con bastante agilidad, me encantaba escucharle tocar alguna canción, aunque solo lo había oído una o dos veces.
Una voz femenina me despertó de aquellos pensamientos. Aquí está, dijo ella dejando el chocolate y las tostadas. El vapor de los chocolates se podía ver, y enseguida cogí la taza, entrelazando mis dedos en esta para poder calentar un poco mis manos. Oí la voz del chico que tenía enfrente mía, y esbocé una sonrisa.- Gracias, igualmente.- dije rasgando mis ojos por el efecto de una sonrisa en mi rostro. Acerqué la taza y pude notar como el vapor se encontraba con mi cara, también capté el dulce olor del chocolate. Hacia tiempo que no me tomaba uno, y poder saborearlo hizo que me sintiera satisfecha.
La campana de la puerta sonó y dirigí mi mirada hacia donde una pareja ingresaba en la cafetería, iban cogidos de la mano. En esos momentos suspiré, aunque fue de una manera totalmente inaudible. Cuando estos se sentaron dirigí mi mirada hacia las demás mesas, en casi todas se encontraban una pareja de personas y me hizo pensar en lo que sentía por Dylan. En ese justo momento Dylan me llamó, y mis ojos brillaron con una luz única, supongo que me había echo demasiadas ilusiones. Al final resultó no ser nada, y mis ojos bajaron hasta encontrar la tostada la cual cogí y mordí, saboreandola con algo de angustia.
La voz de Dylan se volvió a alzar, esta vez para hacerme una pregunta.- Claro.- comenté con una sonrisa ladina alzando mi cabeza.- Pero solo si tu vienes conmigo como acompañante.- inquirí entre risas esperando a que dijera que sí ante mi propuesta. Me agradaba pensar que Dylan y yo podríamos ir juntos al baile, sería genial, sería algo así como un baile de fin de curso pero en invierno. Yo nunca antes había ido a ninguno ya que nunca encontraba pareja con quien ir y todas mis amigas iban con alguien y no quería quedarme sola en las canciones lentas.
Algún día debía decirle que estaba enamorada de él, pero nunca me veía con fuerzas como para decírselo. Aquella noche era mi oportunidad para decirle lo que sentía por él, pero temía tanto decírselo... No quería que nuestras amistad se estropease.
Mastiqué otro trozo de tostada, esta vez con normalidad, había dejando atrás aquellos pensamientos, al menos por un tiempo. Dylan me preguntó algo a lo que nuevamente no sabía que responder. ¿Que le iba a decir, que era por qué lo amaba con locura...? Era una locura, no podía decirle eso...- Porque...- empecé a decir, haciendo una pausa intentando pensar algo. De pronto se me ocurrió algo.- Porque eres una persona buenísima y has echo que mi vida...- hice otra pausa pensando en como iba a acabar la frase, no quería que notase mi amor hacia él, sin embargo creo que alguna de las cosas que había hecho ya hacían dar sospechas.- Has echo de mi vida una aventura llena de diversión y amistad.- inquirí mirando al chocolate que casi estaba acabado, y añadí una dulce y cálida sonrisa ladina.
Al alzar mi mirada me encontré con los orbes de Dylan, los cuales eran como un cristal que dejaba ver con claridad lo que ocultaba detrás de ellos, pudiendo ver su casi su alma llena de vida y alegría. Pero no podía ver si al sentía lo mismo que yo por él... Su sonrisa hacia que el frío que se había apoderado de mi cuerpo desvaneciese, su mirada hacía que cada vez me enamorara mas de él, su voz hacía que soñase cada noche con su recuerdo,... No cabía duda de que desde que conocía a Dylan mi vida se había convertido en un cuento, tal vez no era uno de hadas, pero si uno de la edad contemporánea donde los dos eramos los protagonistas. Necesitaba dejar las preocupaciones atrás y decirle que le amaba, eso es, necesitaba saber que pensaba al respecto.
Arqueé una ceja al escuchar al comentario de Dylan, a lo que no supe que responder.- ¿En serio?- dije sin creérmelo.- En un futuro tal vez me veas en la tele como vidente.- inquirí intentando contener una carcajada, pero fue un intento fallido. Observé la cafetería mejor, la verdad es que me gustaban los sitios como ese, en el que un ambiente de familiaridad se podía respirar en el ambiente. En un rincón había lo que parecía un pequeño escenario. En una pared habían cuadros de gente a quienes no conocía. También varios discos de vinilo y pegatinas de viajes, los cuales algunos estaban deteriorados o despegados. Habían sellos y cartas. Estaba algo sobrecargado, sin embargo se veía bonito y se notaba que todo aquello eran recuerdos de la gente. Vi una guitarra y me acordé de Dylan, el la tocaba, y con bastante agilidad, me encantaba escucharle tocar alguna canción, aunque solo lo había oído una o dos veces.
Una voz femenina me despertó de aquellos pensamientos. Aquí está, dijo ella dejando el chocolate y las tostadas. El vapor de los chocolates se podía ver, y enseguida cogí la taza, entrelazando mis dedos en esta para poder calentar un poco mis manos. Oí la voz del chico que tenía enfrente mía, y esbocé una sonrisa.- Gracias, igualmente.- dije rasgando mis ojos por el efecto de una sonrisa en mi rostro. Acerqué la taza y pude notar como el vapor se encontraba con mi cara, también capté el dulce olor del chocolate. Hacia tiempo que no me tomaba uno, y poder saborearlo hizo que me sintiera satisfecha.
La campana de la puerta sonó y dirigí mi mirada hacia donde una pareja ingresaba en la cafetería, iban cogidos de la mano. En esos momentos suspiré, aunque fue de una manera totalmente inaudible. Cuando estos se sentaron dirigí mi mirada hacia las demás mesas, en casi todas se encontraban una pareja de personas y me hizo pensar en lo que sentía por Dylan. En ese justo momento Dylan me llamó, y mis ojos brillaron con una luz única, supongo que me había echo demasiadas ilusiones. Al final resultó no ser nada, y mis ojos bajaron hasta encontrar la tostada la cual cogí y mordí, saboreandola con algo de angustia.
La voz de Dylan se volvió a alzar, esta vez para hacerme una pregunta.- Claro.- comenté con una sonrisa ladina alzando mi cabeza.- Pero solo si tu vienes conmigo como acompañante.- inquirí entre risas esperando a que dijera que sí ante mi propuesta. Me agradaba pensar que Dylan y yo podríamos ir juntos al baile, sería genial, sería algo así como un baile de fin de curso pero en invierno. Yo nunca antes había ido a ninguno ya que nunca encontraba pareja con quien ir y todas mis amigas iban con alguien y no quería quedarme sola en las canciones lentas.
Algún día debía decirle que estaba enamorada de él, pero nunca me veía con fuerzas como para decírselo. Aquella noche era mi oportunidad para decirle lo que sentía por él, pero temía tanto decírselo... No quería que nuestras amistad se estropease.
Mastiqué otro trozo de tostada, esta vez con normalidad, había dejando atrás aquellos pensamientos, al menos por un tiempo. Dylan me preguntó algo a lo que nuevamente no sabía que responder. ¿Que le iba a decir, que era por qué lo amaba con locura...? Era una locura, no podía decirle eso...- Porque...- empecé a decir, haciendo una pausa intentando pensar algo. De pronto se me ocurrió algo.- Porque eres una persona buenísima y has echo que mi vida...- hice otra pausa pensando en como iba a acabar la frase, no quería que notase mi amor hacia él, sin embargo creo que alguna de las cosas que había hecho ya hacían dar sospechas.- Has echo de mi vida una aventura llena de diversión y amistad.- inquirí mirando al chocolate que casi estaba acabado, y añadí una dulce y cálida sonrisa ladina.
Al alzar mi mirada me encontré con los orbes de Dylan, los cuales eran como un cristal que dejaba ver con claridad lo que ocultaba detrás de ellos, pudiendo ver su casi su alma llena de vida y alegría. Pero no podía ver si al sentía lo mismo que yo por él... Su sonrisa hacia que el frío que se había apoderado de mi cuerpo desvaneciese, su mirada hacía que cada vez me enamorara mas de él, su voz hacía que soñase cada noche con su recuerdo,... No cabía duda de que desde que conocía a Dylan mi vida se había convertido en un cuento, tal vez no era uno de hadas, pero si uno de la edad contemporánea donde los dos eramos los protagonistas. Necesitaba dejar las preocupaciones atrás y decirle que le amaba, eso es, necesitaba saber que pensaba al respecto.
Haslein- Mensajes : 133
Re: Cafetería: Central Perk
Asentí ante su pregunta, riendo después. -Ah, pues cuando estés en la tele, acuérdate de que tienes un amigo.- bromeé, riendo. Nuevamente, los dos reímos a la vez. Nuestras risas se unieron para dar lugar a una única risa contagiosa y divertida.
-Gracias.- respondí también, sonriente. Ahora, observé su sonrisa, amplia y perfecta. Me encantaba verla sonreír. Su sonrisa era adictiva, sin duda.
Hice una mueca al verla bajar la mirada después de haberla llamado. Parecía que se esperaba otra cosa, que no ocurrió. Unas palabras que esperaba que saliesen de mi boca, pero que nunca salieron. Me maldije a mí mismo interiormente. Mordí de nuevo la tostada, la cual se iba acabando poco a poco, a la vez que el chocolate.
Sonreí al escuchar la respuesta con respecto al baile. ¡Genial! Vale, ahora no te pongas nerv-...¡Dylan, que no te pongas nervioso! Uuush. Miré de nuevo a Haslein cuando ella habló. Tardé unos segundos en asimilar su respuesta, y en buscar la mía. -Trato hecho.- asentí, sonriente.
Nunca antes había ido a un baile, y menos con una chica. Siempre me había buscado la excusa para no asistir, en parte porque no tenía pareja, y por otro lado... -Ehm... Aunque te aviso de que...- hice una pausa, soltando una leve risita vergonzosa. -... No sé bailar.- me mordí la lengua, cerrando un ojo y sobándome la nuca. Luego volví a soltar otra risita baja. Esa era la causa por la que nunca iba a uno. Pero... Siempre había una primera vez, ¿no? Y presentía que esta iba a ser perfecta. O más que eso. Mordí de nuevo la tostada y bebí algo de chocolate.
Escuché con atención las palabras de Haslein, saboreando la tostada. Hizo una pausa, en la cual arqueé una ceja, esperando oír el final. Y me quedé frío cuando la oí. No me la esperaba. Solté una muy leve risita, bajando unos instantes la mirada, tratando de refrenar que me ruborizase. -Vaya... Gracias.- comenté con un leve hilo de voz. Sonreí. -En ese caso, creo que yo también tendré que aparecer en tu casa invitándote a desayunar.- reí, a la vez que escuchaba su risa, contagiosa y melódica. Me encantaba. Su sonrisa, sus ojos, su risa, el sonido de su dulce voz... Todo en ella para mí era adictivo, como una droga. Un laberinto del cual era imposible salir. Cuando estaba con ella, con cada detalle, me enamoraba más y más. Estaba locamente enamorado de ella. Haslein le daba color a mi vida, y me hacía saber que merece la pena vivir.
-Gracias.- respondí también, sonriente. Ahora, observé su sonrisa, amplia y perfecta. Me encantaba verla sonreír. Su sonrisa era adictiva, sin duda.
Hice una mueca al verla bajar la mirada después de haberla llamado. Parecía que se esperaba otra cosa, que no ocurrió. Unas palabras que esperaba que saliesen de mi boca, pero que nunca salieron. Me maldije a mí mismo interiormente. Mordí de nuevo la tostada, la cual se iba acabando poco a poco, a la vez que el chocolate.
Sonreí al escuchar la respuesta con respecto al baile. ¡Genial! Vale, ahora no te pongas nerv-...¡Dylan, que no te pongas nervioso! Uuush. Miré de nuevo a Haslein cuando ella habló. Tardé unos segundos en asimilar su respuesta, y en buscar la mía. -Trato hecho.- asentí, sonriente.
Nunca antes había ido a un baile, y menos con una chica. Siempre me había buscado la excusa para no asistir, en parte porque no tenía pareja, y por otro lado... -Ehm... Aunque te aviso de que...- hice una pausa, soltando una leve risita vergonzosa. -... No sé bailar.- me mordí la lengua, cerrando un ojo y sobándome la nuca. Luego volví a soltar otra risita baja. Esa era la causa por la que nunca iba a uno. Pero... Siempre había una primera vez, ¿no? Y presentía que esta iba a ser perfecta. O más que eso. Mordí de nuevo la tostada y bebí algo de chocolate.
Escuché con atención las palabras de Haslein, saboreando la tostada. Hizo una pausa, en la cual arqueé una ceja, esperando oír el final. Y me quedé frío cuando la oí. No me la esperaba. Solté una muy leve risita, bajando unos instantes la mirada, tratando de refrenar que me ruborizase. -Vaya... Gracias.- comenté con un leve hilo de voz. Sonreí. -En ese caso, creo que yo también tendré que aparecer en tu casa invitándote a desayunar.- reí, a la vez que escuchaba su risa, contagiosa y melódica. Me encantaba. Su sonrisa, sus ojos, su risa, el sonido de su dulce voz... Todo en ella para mí era adictivo, como una droga. Un laberinto del cual era imposible salir. Cuando estaba con ella, con cada detalle, me enamoraba más y más. Estaba locamente enamorado de ella. Haslein le daba color a mi vida, y me hacía saber que merece la pena vivir.
Dylan- Mensajes : 149
Re: Cafetería: Central Perk
Miré de reojo a Dylan cuando había bajado mi mirada. Se había dado cuenta de mi desilusión... ¡Haslein, te has comportado como una niña pequeña! me reprochaba a mi misma. Subí mi mirada y le dediqué una sonrisa a Dylan para que no se sintiera mal, pues no tenía motivos para ello.
Cuando estaba tomando el último cacho de mi tostada Dylan habló, creando una sonrisa en mi rostro.- Tranquilo, no hay problema, yo te enseño.- dije cogiendo una de sus manos. Fue un auto reflejo, casi ni lo pensé, y cuando dirigí mi mirada a donde nostras manos estaban unidas no pude evitar notar un cosquilleo en mi vientre. Mi mano no respondía a mis indicaciones, no podía separarla de la de Dylan. Noté también como un rubor subía a mis mejillas con autentica rapidez, y luego cogí como escusa tomar otro sorbo de chocolate para separar mi mano de la suya.- Seguro que lo haces bien.- comenté poniendo una de mis manos en mi cabeza para colocar mi gorro mejor mientras sonreía.
Se mostraba algo asombrado hacia mi respuesta, lo que hizo que me pusiera un tanto nerviosa, pero luego me tranquilice. Escuché unas palabras de agradecimiento a lo que respondí con una sonrisa sincera.- De nada, era lo menos que podía hacer.- inquirí añadiendo una amplia sonrisa.- No hace falta.- dije entre risas junto a Dylan.- Con que aceptaras a venir conmigo bastaba.- dije secando mi risa para mostrar una sonrisa ladina.
Tomé el último sorbo del chocolate y de la tostada. Cuando miré a Dylan vi que el también había terminado y le dediqué una sonrisa.- Voy a pedir la cuenta.- inquirí mientras me levantaba a pagar el desayuno para poder irnos a seguir pasando el día juntos.- Gracias, estaba todo muy bueno.- le dije a la camarera mientras le entregaba el dinero. Mientras esperaba a la vuelta miré a Dylan que estaba sentado en la mesa, mirando hacia el ventanal, me imagino que contemplando como caía la nieve y se posaba delicadamente sobre los tejados y aceras. Una luz invernal inundaba la estancia y resaltaba los rasgos de Dylan enamorándome cada segundo un poco más. La voz de la camarera me despertó y cogí el dinero y me fui a reunirme con Dylan de nuevo.- ¿Vamos? - dije mirando a Dylan mientras cogía mi bolso. Esperé su respuesta con una sonrisa en mi rostro. Giró su mirada hacia a mí y la mitad de su rostro estaba iluminado por la luz del exterior, y la otra mitad por la del interior de la cafetería, dándole unos tonos a su semblante que era hermoso.
Cuando estaba tomando el último cacho de mi tostada Dylan habló, creando una sonrisa en mi rostro.- Tranquilo, no hay problema, yo te enseño.- dije cogiendo una de sus manos. Fue un auto reflejo, casi ni lo pensé, y cuando dirigí mi mirada a donde nostras manos estaban unidas no pude evitar notar un cosquilleo en mi vientre. Mi mano no respondía a mis indicaciones, no podía separarla de la de Dylan. Noté también como un rubor subía a mis mejillas con autentica rapidez, y luego cogí como escusa tomar otro sorbo de chocolate para separar mi mano de la suya.- Seguro que lo haces bien.- comenté poniendo una de mis manos en mi cabeza para colocar mi gorro mejor mientras sonreía.
Se mostraba algo asombrado hacia mi respuesta, lo que hizo que me pusiera un tanto nerviosa, pero luego me tranquilice. Escuché unas palabras de agradecimiento a lo que respondí con una sonrisa sincera.- De nada, era lo menos que podía hacer.- inquirí añadiendo una amplia sonrisa.- No hace falta.- dije entre risas junto a Dylan.- Con que aceptaras a venir conmigo bastaba.- dije secando mi risa para mostrar una sonrisa ladina.
Tomé el último sorbo del chocolate y de la tostada. Cuando miré a Dylan vi que el también había terminado y le dediqué una sonrisa.- Voy a pedir la cuenta.- inquirí mientras me levantaba a pagar el desayuno para poder irnos a seguir pasando el día juntos.- Gracias, estaba todo muy bueno.- le dije a la camarera mientras le entregaba el dinero. Mientras esperaba a la vuelta miré a Dylan que estaba sentado en la mesa, mirando hacia el ventanal, me imagino que contemplando como caía la nieve y se posaba delicadamente sobre los tejados y aceras. Una luz invernal inundaba la estancia y resaltaba los rasgos de Dylan enamorándome cada segundo un poco más. La voz de la camarera me despertó y cogí el dinero y me fui a reunirme con Dylan de nuevo.- ¿Vamos? - dije mirando a Dylan mientras cogía mi bolso. Esperé su respuesta con una sonrisa en mi rostro. Giró su mirada hacia a mí y la mitad de su rostro estaba iluminado por la luz del exterior, y la otra mitad por la del interior de la cafetería, dándole unos tonos a su semblante que era hermoso.
Haslein- Mensajes : 133
Re: Cafetería: Central Perk
Al escuchar las palabras de Haslein con respecto a bailar, sonreí ampliamente. -¿De verdad? ¡Genial!- me alegré, dejando de observar los ojos de Haslein para mirar ahora nuestras manos, unidas. Mi corazón de nuevo se encabritó, y como una corriente eléctrica que nacía de mi mano, llegaba hasta mi pecho, acumulándose y creándome una gran presión que casi me costaba hasta respirar. Todo por, nuevamente, no esperarme esa acción. La temperatura de sus manos era bastante cálida, y dicha calidez aumentó al unirse con la calidez de la mía. Era una sensación extraña... Pero me gustaba. -Eso espero, supongo que tendré que estar a la altura.- comenté, riendo, aunque en el fondo era lo que realmente quería.
-Pues para mí no basta.- repliqué, decidido, aunque luego solté una leve risita. Pues claro que no me bastaba, ella siempre con las sorpresas y yo nada... ¡Pues no! Y creo que ya tenía una sorpresilla para ella... Genial. Recordé que hace poco me había dado un paseo por una parte del club, encontrándome con algo que sin duda a Haslein le gustaría, o al menos eso esperaba.
Me comí lo que quedaba de tostada, y me terminé el chocolate, justo a la vez que Haslein. Cuando ella se levantó, traté de frenarla, pero fue en vano. -¡No! Pago yo...- tarde. Ella ya estaba llegando a la barra. Agh. Apreté la mandíbula, desviando mi mirada hacia el gran ventanal de la cafetería, observando la nieve caer. Todo el exterior tenía una luminosidad fría y blanquecina, apagada, no como en primavera, donde los colores resaltaban y adquirían vida. Pero así era el invierno, ¿no? Además, todo tiene su encanto, y el ambiente del invierno también tiene sus cosas buenas.
La melódica voz de Haslein me hizo desviar mi mirada, ahora hacia el interior del lugar, buscando a la chica con la mirada, y con lo primero que me encontré fue con su mirada y su sonrisa. ¡Zas! -Sí, vamos. Pero te dejo clarito que para la próxima, pago yo.- aseguré, levantándome de la silla de la cafetería y dirigiéndome hacia la puerta, colocándome de nuevo la capucha de la sudadera.
-Ehm... Aún nos queda un día entero para disfrutar, ¿no? Déjame ser a mí ahora el que invite a algo.- sonreí, girándome mientras salía de la cafetería. Como un acto reflejo, agarré sus manos, tirando de ella, a la vez que caminaba de espaldas hacia el coche. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, lancé una mirada furtiva a nuestras manos, y las solté al comenzar a sentir esa electricidad. ¿¡Se puede saber qué es lo que haces, Dylan!? Me reclamé, mirando ahora a Haslein, tratando de disimular lo anterior. -¿Me dejas conducir?- inquirí, poniendo ojitos de cachorrito, riendo después. No quería decirle cuál era la sorpresa, hasta que llegásemos al lugar. Siendo la hora que era, y sabiendo que pocos sabían sobre su existencia, quizá un par de personas del club, estaba seguro de que estaría vacío. Genial.
-Pues para mí no basta.- repliqué, decidido, aunque luego solté una leve risita. Pues claro que no me bastaba, ella siempre con las sorpresas y yo nada... ¡Pues no! Y creo que ya tenía una sorpresilla para ella... Genial. Recordé que hace poco me había dado un paseo por una parte del club, encontrándome con algo que sin duda a Haslein le gustaría, o al menos eso esperaba.
Me comí lo que quedaba de tostada, y me terminé el chocolate, justo a la vez que Haslein. Cuando ella se levantó, traté de frenarla, pero fue en vano. -¡No! Pago yo...- tarde. Ella ya estaba llegando a la barra. Agh. Apreté la mandíbula, desviando mi mirada hacia el gran ventanal de la cafetería, observando la nieve caer. Todo el exterior tenía una luminosidad fría y blanquecina, apagada, no como en primavera, donde los colores resaltaban y adquirían vida. Pero así era el invierno, ¿no? Además, todo tiene su encanto, y el ambiente del invierno también tiene sus cosas buenas.
La melódica voz de Haslein me hizo desviar mi mirada, ahora hacia el interior del lugar, buscando a la chica con la mirada, y con lo primero que me encontré fue con su mirada y su sonrisa. ¡Zas! -Sí, vamos. Pero te dejo clarito que para la próxima, pago yo.- aseguré, levantándome de la silla de la cafetería y dirigiéndome hacia la puerta, colocándome de nuevo la capucha de la sudadera.
-Ehm... Aún nos queda un día entero para disfrutar, ¿no? Déjame ser a mí ahora el que invite a algo.- sonreí, girándome mientras salía de la cafetería. Como un acto reflejo, agarré sus manos, tirando de ella, a la vez que caminaba de espaldas hacia el coche. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, lancé una mirada furtiva a nuestras manos, y las solté al comenzar a sentir esa electricidad. ¿¡Se puede saber qué es lo que haces, Dylan!? Me reclamé, mirando ahora a Haslein, tratando de disimular lo anterior. -¿Me dejas conducir?- inquirí, poniendo ojitos de cachorrito, riendo después. No quería decirle cuál era la sorpresa, hasta que llegásemos al lugar. Siendo la hora que era, y sabiendo que pocos sabían sobre su existencia, quizá un par de personas del club, estaba seguro de que estaría vacío. Genial.
Dylan- Mensajes : 149
Re: Cafetería: Central Perk
- Claro que estarás a la altura, seguro que con un poco de ayuda seras un gran bailarín.- comenté con una sonrisa en mi cara como de costumbre.
No pude evitar reír ante las siguientes palabras de Dylan, siempre tan testarudo. Negué con la cabeza mientras reía.- Siempre consigues lo que quieres, ¿quien te puede decir que no?- en los dos meses que llevaba conociéndolo nunca había podido hacer cambiar de idea, todo lo que se proponía no paraba esta conseguirlo. Siempre me había gustado esa parte de Dylan, sus sueños no tenían limite, podía ir más allá de la luna para conseguir lo que más deseaba. Aunque esta vez había ganado yo con respecto a pagar el desayuno.- Ya veremos.- dije dedicándole una mirada de reojo.-pero si es así, tu pagas la próxima, pero ya la siguiente a esa.- dije entre risas, no dejaría que su cabezonería me ganara en esta ocasión.
Asentí ante la frase de Dylan, y luego el me cogió de las manos y me arrastró hasta el coche. En ese momento sentí algo así como unos aleteos en mi vientre, como si fuesen mariposas. Miré nostras manos por un segundo, cada vez que las rozaba notaba como una corriente recorría mi cuerpo convirtiéndose en un escalofrío. No era un sentimiento desagradable, pues era todo lo contrario... Era la sensación mas bonita que había sentido en mi vida. Cuando yo hacía esa acción me reprochaba a mí misma por haberlo echo, sin embargo cuando lo hacía él lo disfrutaba por completo, pues era él el que había tenido la iniciativa de cogerme de la mano. Alcé la mirada cuando Dylan soltó mis manos, añadiendo una sonrisa, la cual era sincera y cálida.- Claro.- dije finalmente entregándole las llaves de mi viejo escarabajo azul, Destiny. ¿Quien se podía resistir a aquella mirada de corderito? Subí al coche junto a Dylan y nos pusimos en marcha hacia algún lugar desconocido para mí, seguro que precioso sin duda.- ¿A donde vamos?- dije con curiosidad esperando una respuesta de parte del chico, la cual sabía que no me iba a responder con la verdad, pero aún así me interesaba saber su respuesta.
No pude evitar reír ante las siguientes palabras de Dylan, siempre tan testarudo. Negué con la cabeza mientras reía.- Siempre consigues lo que quieres, ¿quien te puede decir que no?- en los dos meses que llevaba conociéndolo nunca había podido hacer cambiar de idea, todo lo que se proponía no paraba esta conseguirlo. Siempre me había gustado esa parte de Dylan, sus sueños no tenían limite, podía ir más allá de la luna para conseguir lo que más deseaba. Aunque esta vez había ganado yo con respecto a pagar el desayuno.- Ya veremos.- dije dedicándole una mirada de reojo.-pero si es así, tu pagas la próxima, pero ya la siguiente a esa.- dije entre risas, no dejaría que su cabezonería me ganara en esta ocasión.
Asentí ante la frase de Dylan, y luego el me cogió de las manos y me arrastró hasta el coche. En ese momento sentí algo así como unos aleteos en mi vientre, como si fuesen mariposas. Miré nostras manos por un segundo, cada vez que las rozaba notaba como una corriente recorría mi cuerpo convirtiéndose en un escalofrío. No era un sentimiento desagradable, pues era todo lo contrario... Era la sensación mas bonita que había sentido en mi vida. Cuando yo hacía esa acción me reprochaba a mí misma por haberlo echo, sin embargo cuando lo hacía él lo disfrutaba por completo, pues era él el que había tenido la iniciativa de cogerme de la mano. Alcé la mirada cuando Dylan soltó mis manos, añadiendo una sonrisa, la cual era sincera y cálida.- Claro.- dije finalmente entregándole las llaves de mi viejo escarabajo azul, Destiny. ¿Quien se podía resistir a aquella mirada de corderito? Subí al coche junto a Dylan y nos pusimos en marcha hacia algún lugar desconocido para mí, seguro que precioso sin duda.- ¿A donde vamos?- dije con curiosidad esperando una respuesta de parte del chico, la cual sabía que no me iba a responder con la verdad, pero aún así me interesaba saber su respuesta.
Haslein- Mensajes : 133
Re: Cafetería: Central Perk
-Tú lo has dicho. Siempre consigo lo que quiero, así que ya sabes quién paga para la próxima.- me reí, muy seguro de aquello. Y vamos que si lo estaba. Mucho. Atendí a las siguientes palabras de Haslein, vacilando un poco antes de contestar. -Bueno, una vez tú y otra yo.- acepté, finalmente. Haslein era de las pocas personas, por no decir la única, que conseguía hacer de vez en cuando algún trato conmigo, de forma que tanto mi cabezonerío como ella se salían con la suya.
Sonreí ampliamente, cogiendo las llaves del escarabajo de Haslein. No había nada que se resistiera a mis ojitos de cachorrito abandonado. Me reí interiormente. Monté en el coche, a la vez que Haslein se montaba ahora en el asiento del copiloto. Tras arrancar, puse rumbo al lugar al que deseaba ir, contando los segundos que tardaría Haslein en preguntar a dónde nos dirijíamos. Bingo. Me reí levemente, pensando qué responder. -Vamos aaaa... Un lugar... Muy blanco... Y ya no te digo más.- comenté, riendo después. No pensaba decirle más, prefería dejarla con la intriga. -Sabías que no te iba a decir nada...- comenté después, con una sonrisa divertida en mi rostro. Poco a poco, íbamos llegando a nuestro destino, al cual incluso yo deseaba llegar con algo de impaciencia. Al menos, por suerte, me mantenía entretenido conversando con Haslein, a la vez que conduciendo.
Poco a poco, parecía ir dejando de nevar con tanta intensidad, quedándose en un lento descenso de pequeños copitos de nieve, no tan molestos, y que además no se acumulaban tan rápidamente. Era una nieve perfecta. El paisaje estaba totalmente cubierto de blanco, los prados ahora estaban cubiertos por un manto blanquecino, las vayas de los cercados tenían un gran cúmulo de nieve sobre ellas, al igual que ocurría con los árboles. A veces se podía ver a algún que otro pajarillo revolotear por el cielo, el cual se mostraba encapotado, con tonos grisáceos. La falta de edificios y civilización hacía que la naturaleza se mostrase plenamente ante nuestros ojos, con los cuales podíamos ver unas imágenes increíblemente hermosas.
Desvié unos segundos mi mirada hacia Haslein, observando sus ojos, aprovechando como excusa el estar hablando con ella. La blancura del paisaje se reflejaba en sus orbes, ahora con un azul cielo clarísimo, de un brillo claro y puro; limpio. Realmente hermosos, y adictvos, muy adictivos, como siempre. Me encantaban los instantes así, en lo s que podía aprovechar para escrutar su rostro, aunque sabía a ciencia cierta que no era bueno para mí, ni para mis sentimientos para con ella, pues cuanto más tiempo pasaba con ella, más me enamoraba. Pero, ¿ya qué? ¿Era feliz así? Sí. ¿Qué más podía pedir? Nada. Bueno, en realidad, sí podía pedir algo más, algo que sin duda me haría el hombre más feliz del universo: Que ella sintiera lo mismo que siento yo por ella.
Sonreí ampliamente, cogiendo las llaves del escarabajo de Haslein. No había nada que se resistiera a mis ojitos de cachorrito abandonado. Me reí interiormente. Monté en el coche, a la vez que Haslein se montaba ahora en el asiento del copiloto. Tras arrancar, puse rumbo al lugar al que deseaba ir, contando los segundos que tardaría Haslein en preguntar a dónde nos dirijíamos. Bingo. Me reí levemente, pensando qué responder. -Vamos aaaa... Un lugar... Muy blanco... Y ya no te digo más.- comenté, riendo después. No pensaba decirle más, prefería dejarla con la intriga. -Sabías que no te iba a decir nada...- comenté después, con una sonrisa divertida en mi rostro. Poco a poco, íbamos llegando a nuestro destino, al cual incluso yo deseaba llegar con algo de impaciencia. Al menos, por suerte, me mantenía entretenido conversando con Haslein, a la vez que conduciendo.
Poco a poco, parecía ir dejando de nevar con tanta intensidad, quedándose en un lento descenso de pequeños copitos de nieve, no tan molestos, y que además no se acumulaban tan rápidamente. Era una nieve perfecta. El paisaje estaba totalmente cubierto de blanco, los prados ahora estaban cubiertos por un manto blanquecino, las vayas de los cercados tenían un gran cúmulo de nieve sobre ellas, al igual que ocurría con los árboles. A veces se podía ver a algún que otro pajarillo revolotear por el cielo, el cual se mostraba encapotado, con tonos grisáceos. La falta de edificios y civilización hacía que la naturaleza se mostrase plenamente ante nuestros ojos, con los cuales podíamos ver unas imágenes increíblemente hermosas.
Desvié unos segundos mi mirada hacia Haslein, observando sus ojos, aprovechando como excusa el estar hablando con ella. La blancura del paisaje se reflejaba en sus orbes, ahora con un azul cielo clarísimo, de un brillo claro y puro; limpio. Realmente hermosos, y adictvos, muy adictivos, como siempre. Me encantaban los instantes así, en lo s que podía aprovechar para escrutar su rostro, aunque sabía a ciencia cierta que no era bueno para mí, ni para mis sentimientos para con ella, pues cuanto más tiempo pasaba con ella, más me enamoraba. Pero, ¿ya qué? ¿Era feliz así? Sí. ¿Qué más podía pedir? Nada. Bueno, en realidad, sí podía pedir algo más, algo que sin duda me haría el hombre más feliz del universo: Que ella sintiera lo mismo que siento yo por ella.
Dylan- Mensajes : 149
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